miércoles, 31 de mayo de 2017

TÚNEL DE CAHUISH DEPARTAMENTO DE ANCASH PERÚ

En el departamento de Ancash, con fecha 5 de julio de 1942, se inauguró el Túnel de Cahuish que une el Callejón de Huaylas con la zonas del Callejón de Conchucos. 

La construcción de este túnel se llevó a cabo obedeciendo al llamado del Plan Vial que en 1927 iniciara el entonces presidente de la república del Perú don Augusto Bernardino Leguía y Salcedo. 

La construcción de la carretera se inició desde el distrito de Cátac con destino al distrito de Chavín de Huántar provincia de Huari y a mediados de la década del 30 se planificó la construcción del Túnel de Cahuish de 480 metros de largo, sobre los 4516 metros de altura sobre el nivel del mar. 

Para entonces, hacer un túnel de medio kilómetro de distancia era una tarea bastante complicada por ende se buscó el apoyo de los ingenieros de la Companía Minera Anglofrench asentada en el distrito de Ticapampa, provincia de Recuay. Los ingenieros peruanos realizaron los planos para la construcción del mencionado túnel. 

Se inició el trabajo por los dos frentes, desde el lado del Callejón de Huaylas y desde la subida de Tambillos lado del Callejón de los Conchucos. Con los taladradores campesinos creyentes en las bondades de los Jatún Jircas, con la fuerza que les daba la sagrada hoja de la coca, con barrenos de acero y comba entre sus encallecidos manos, los sacrificados obreros lentamente perforaron dentro del inmenso cerro de roca muy fuerte resistente a la fuerza del hombre. 

Los accidentes casuales siempre estuvieron presentes pues se utilizaron mucha dinamita para horadar y explosionar la roca, como es normal en este  tipo de trabajos de alto riesgo algunos obreros perdieron la vida y otros quedaron lisiados de por vida. Pese a todos los obstáculos, el túnel era ya una realidad a fines de 1941. 

Un dato anecdótico nos señala que el capataz de los trabajos era nada menos que el conocido artista ancashino don Jacinto Palacios Zaragoza, quien por cuestiones del salud residía en el distrito de Chavín de Huántar, quien se alistó entre los trabajadores de la obra. Cuando ya había llegado el momento de unir ambos tramos del túnel, se tenía que realizar los últimos dinamitazos. El momento era muy especial, pues la duda era si coincidirían o no, los dos frentes. El capataz, subido en lo alto de una loma, sacó una pistola y se la colocó en la sien y ordenó se ejecute la explotación. Gracias a Dios que cuando se despejó el humo y entraron al túnel los obreros, avisaron alborozados que habían coincidido los trabajos y el túnel era una realidad. Recién entonces don Jacinto Palacios guardó el arma y pidió una copa de pisco para celebrar. 

En el año 1942 ya circulaban camiones y autos en el callejón de Conchucos. Eran llevados desarmados y allá los armaban, de modo que pronto se hizo una realidad el tránsito vehícular entre Huaraz, Chavín y Huari y Lima respectivamente.


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