jueves, 24 de agosto de 2017

DÍA DE LOS DIFUNTOS "TATZIQUI" QUERCOS DISTRITO DE CHAVÍN DE HUÁNTAR

El Día de los Difuntos, es una celebración que tiene lugar el día 2 de noviembre de cada año, complementando al Día de Todos los Santos, cuyo objetivo es orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrenal y especialmente, por aquellos que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio.

En el caserío de Quercos, distrito de Chavín de Huántar, Huari; aproximadamente a las 18:00 horas, del primero de noviembre, las mamás preparan una gran mesa, normalmente cubierto con un mantel blanco de finos bordados o un mushoc jacu; sobre la mesa colocaban los platos con deliciosas comidas que en vida le gustaba a los difuntos y difuntas, lo servían como para una gran cena familiar; al medio de la mesa, el infaltable "jatun tanta" pan grande iluminado por un candelabro y una vela; en algunos casos se colocaban las fotos de los muertos y en un jarrón conteniendo la infaltable "agua bendita" con una flor al lado, para bendecir el regreso de los muertos y luego a los niños nos decían para no ingresar al recinto para no espantar a las almas de los difuntos que llegaban a cenar, por ende por ningún motivo ni circunstancia no nos asomábamos por la puerta. 

El "Tatziqui", es una costumbre ancestral que tiene por objetivo recordar y honrar a los difuntos, para ello las familias, preparan una gran cena, con los potajes que más le agradaban a los finados del círculo familiar; en cada  hogar se elaboran los ricos "jaca picanti", (picante de cuy); el delicioso "pucheru” el sancochado serrano de jamón de chancho, "llunca Caldu", (caldo de gallina con trigo); el "jara api"; (mazamorra de maíz), el infaltable "togush api" (mazamorra de papas fermentadas), según las creencias cuyo "olor llamaba a la almas de los difuntos y difuntas", todo ello lo acompañaban con diferentes y deliciosos tipos de panes; especialmente las ricas muñecas de pan “las tanta wawas”; paloma de pan "tanta palumas"; el guanaco de pan "guanacu tanta" y el infaltable "jatún tanta" pan de mesa grande, que es un pan voluminoso de forma circular, adornado con pequeñas wawas y palumas en su bordes; por su puesto no falta un cántaro de chicha de jora y en muchos casos una cervecita y generalmente una botella de buen vino;  según los gustos que en vida le gustaba a los difuntos y difuntas.

En los años de 1970, época de mi niñez, mi abuela doña Donatilda Gaytán Medalla, en la maña del Día de los Difuntos, muy temprano llegaba a la casa de mis padres y nos decía: "¿Ewayankinaku panteompa almacunapak cantashicoc?" ewepac kangha ghoyallami yacuta tsharinapagwan (¿ ya van a ir al panteón para hacer rezar para los difuntos?, también tenemos que ir temprano para recoger el agua bendita), así junto con mi abuelo don Eliseo Ramírez Cadillo, mi abuela Donatilda, mis padres don Celedonio, doña Zoyla, acompañados por muchos familiares de todas las edades, acudíamos al pequeño cementerio para realizar el famoso "cantashiki", el cementerio se encuentra en el Jana Barriu, aquel lugar, generalmente silencioso de pronto se convertía en un pequeño mercado, habían toldos por aquí, por allá, y puestos de comida y cerveza en los exteriores, no faltaba el clásico cuchi asado "asado de chancho", "el tauri", "las tanta wawas", pequeñas, medianas y  grandes;  así como  puestos de venta de flores, etc; en verdad todo ese sector se convertía en una "paradita"; ya en el panteón nos dirigíamos a las tumbas de mis antepasados, donde rezábamos solemnemente.

En el cementerio, muchas familias forman grupos delante de sus seres queridos, algunos incluso llevaban guitarras y entonaban canciones en  "temple Jilguero de Llata"; resuenan en mis oídos, los rezos, salmos y aleluyas entonados muy peculiarmente por los  "cantores", que en su juventud habían sido catequistas o pseudo catequistas, o algunos "borrachos" arrepentidos quienes aprovechan la ocasión para ganarse unos cuantos centavos; algunos incluso soltaban algunas palabras en latín para impresionar al cliente: Luego decían," tete, mamé, latínchomi cantapargho, cinco solisllami cuestan", en verdad nadie entiende las letras de estos desabridos y melancólicos cánticos; creo que los más asimilables y serios eran los entonados por mi tío don Apolinario del caserío de Tanín, que en estas ocasiones siempre bajaba a Quercos para recursearse algunos soles. 

En los días de los difuntos estos cantores son muy solicitados y este día hacen su agosto; así pasaba las horas e íbamos buscando las tumbas de nuestros difuntos "perdidos", pues hacia muchísimos años que habían fallecido; y las cruces se habían deteriorado, borrado los nombres; otros que no las tenían completas o simplemente no había nada; las ubicábamos, por referencias de los "muertos vecinos"; así mi abuelo, mi abuela y mis padres iban hallando en el cementerio a sus antepasados: Kechomi ahuiliqui pamparan (aquí está enterrado tu abuelo), kechomi ahuelequi pamparan (aquí está enterrado tu abuela), kechomi papané pamparan (aquí está enterrado mi papá), kechomi mamapamparan (aquí está enterrado mi mamá), allau kechomi tiyiqui pamparan pepacrak cantarcashichun, (pobrecito aquí está enterrado tu tío, para él también hay que hacer cantar); así el clásico "pepacrak allau, pepacrak allau, pepacrak allau" se iba prolongando por varias horas. Después, en la gran cruz, al centro del cementerio, se escuchaba la misa comunitaria para todos los difuntos olvidados por sus familiares, elevando nuestras oraciones para las almas de los difuntos y difuntas, que alguna vez habitaron en este caserío.


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